Después de que Santiago fuese degollado, sus discípulos recogieron su cuerpo y lo pusierón encima de una barca de piedra. Navegando llegaron a las costas de Galicia a un lugar donde había una fiesta por el casamiento del hijo del señor. Había gran alegría y entre otros festejos se bafordaban (ir galopando mientras se arroja la lanza y se vuelve a recoger sin que caiga al suelo). Uno de los que bafordaban era el novio que de repente vio como su caballo se dirigía al mar y se hundía bajo las aguas. Todos vieron el prodigio y como al llegar a la barca caballo y caballero salieron sin daño de las aguas. Al volver a tierra y pisar la playa, todos vieron que tenía los vestidos y el sombrero cubiertos de vieiras y a partir de entonces todos los que peregrinan a Santiago llevan en sus ropajes la concha venera.
La concha o venera reproduce el esquema de la pata de la oca, con sus tres dedos. Por su carácter de ave peregrina que reparte su vida entre el aguan y la tierra, la oca es el signo de iniciación. Las antiguas culturas la consideraban el ave fénix, capaz de renacer de sus propias cenizas cuando en su peregrinación era abrasada por el sol. Esta atribución simbólica la convirtió en imágen de todo lo que conduce a la meta de la doctrina ocultista. En Oriente fue guía de sabios bajo la figura del Kâla-hamsa; en Occidente tiró de la barca en la que los caballeros del grial navegaban a encuentro de lo sagrado.
El juego de la Oca es una práctica iniciática. Este juego divulga la hermética Tabla de Cebes, que contiene los diálogos ético-morales de este discípulo de Sócrates. Cuando el dado cae en una casilla en la que se encuentra el ave, y avanza hasta la siguiente, de oca a oca y tiro porque me toca, el jugador se va acercando al término de la espiral. En cambio, cuando caen en la casilla de la muerte, vuelven a empezar. Es decir, que de la muerte se vuelve a la vida. Es el principio del eterno retorno. El camino de la Vía Láctea, desde los Pirineos a Finisterre, está jalonado de topónimos que se refieren a la oca o a algunas de sus variantes: el ánade, el ganso, el ánsar, el pato: Montes de Oca, con su culto ancestral a Nuestra Señora de Oca, en el Valle de Ansó, en el río Oja, San Esteban de Oca, Sta. María de Loyo, L´oie, en francés. En Valdueza, Valle de la Oca. Todo indica que este juego nació para los adeptos que habrían de emprender el camino como parte fundamental de la búsqueda del conocimiento.
Las figuras del juego nos muestran los riesgos que deberá afrontar el peregrino: cárcel, aguas contaminadas, muerte y castigos. Al final el triunfo y la gloria eterna. En épocas modernas este símbolo de los alquimistas, la concha, pasó a ser el logotipo del suplantador y de la Shell Oil Company.
Leyenda enviada por Juan Carlos
La concha o venera reproduce el esquema de la pata de la oca, con sus tres dedos. Por su carácter de ave peregrina que reparte su vida entre el aguan y la tierra, la oca es el signo de iniciación. Las antiguas culturas la consideraban el ave fénix, capaz de renacer de sus propias cenizas cuando en su peregrinación era abrasada por el sol. Esta atribución simbólica la convirtió en imágen de todo lo que conduce a la meta de la doctrina ocultista. En Oriente fue guía de sabios bajo la figura del Kâla-hamsa; en Occidente tiró de la barca en la que los caballeros del grial navegaban a encuentro de lo sagrado.
El juego de la Oca es una práctica iniciática. Este juego divulga la hermética Tabla de Cebes, que contiene los diálogos ético-morales de este discípulo de Sócrates. Cuando el dado cae en una casilla en la que se encuentra el ave, y avanza hasta la siguiente, de oca a oca y tiro porque me toca, el jugador se va acercando al término de la espiral. En cambio, cuando caen en la casilla de la muerte, vuelven a empezar. Es decir, que de la muerte se vuelve a la vida. Es el principio del eterno retorno. El camino de la Vía Láctea, desde los Pirineos a Finisterre, está jalonado de topónimos que se refieren a la oca o a algunas de sus variantes: el ánade, el ganso, el ánsar, el pato: Montes de Oca, con su culto ancestral a Nuestra Señora de Oca, en el Valle de Ansó, en el río Oja, San Esteban de Oca, Sta. María de Loyo, L´oie, en francés. En Valdueza, Valle de la Oca. Todo indica que este juego nació para los adeptos que habrían de emprender el camino como parte fundamental de la búsqueda del conocimiento.
Las figuras del juego nos muestran los riesgos que deberá afrontar el peregrino: cárcel, aguas contaminadas, muerte y castigos. Al final el triunfo y la gloria eterna. En épocas modernas este símbolo de los alquimistas, la concha, pasó a ser el logotipo del suplantador y de la Shell Oil Company.
Leyenda enviada por Juan Carlos
2 comentarios:
Joer, lo que da de sí una concha.....
Y cuando te comes lo de dentro ya ni te cuento.
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