Desde las alturas de Arucas, Doramas, el Guanarteme de Telde hostigaba sin cesar las tropas de Pedro de Vera. El conquistador español, dispuesto a terminar cuanto antes con esta situación, desplegó a sus hombres en un cerro cercano a donde Doramas tenía sus guerreros. Desde allí ambos ejércitos se contemplaban en espera de la batalla decisiva.
Fue entonces cuando se oyó a Doramas lanzar un grito poderoso, desafiando a Pedro de Vera, invitándole a luchar entre ellos de modo que aquel singular combate dirimiera el resultado de la lucha sin derramar la sangre de más isleños o más castellanos. Sin embargo, Pedro de Vera, aconsejado por sus hombres, desestimó el desafío, pero no impidió que uno de sus hombres, el hidalgo Juan de Hozes, abandonara sus filas y se lanzara en caballo en contra de Doramas.
No tardó mucho tiempo el caudillo canario en frenar la acometida, pues con una certera lanza lo mató. Ante esto, Pedro de Vera, cegado por el furor, arremetió contra Doramas. Lucharon ambos durante rato sin que la lid pareciese tener un claro vencedor. De repente, en uno de los lances de la batalla, uno de los escuderos del castellano hirió mortalmente a Doramas por la espalda, el cual cayó a tierra sangrando y moribundo. Desde allí increpó con desprecio al conquistador por su traición. Pedro de Vera ordenó entonces que le cortaran la cabeza y la clavaran en un pica. Así la llevaron al Real de las Palmas, exhibiéndola como un macabro trofeo.
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Fue entonces cuando se oyó a Doramas lanzar un grito poderoso, desafiando a Pedro de Vera, invitándole a luchar entre ellos de modo que aquel singular combate dirimiera el resultado de la lucha sin derramar la sangre de más isleños o más castellanos. Sin embargo, Pedro de Vera, aconsejado por sus hombres, desestimó el desafío, pero no impidió que uno de sus hombres, el hidalgo Juan de Hozes, abandonara sus filas y se lanzara en caballo en contra de Doramas.
No tardó mucho tiempo el caudillo canario en frenar la acometida, pues con una certera lanza lo mató. Ante esto, Pedro de Vera, cegado por el furor, arremetió contra Doramas. Lucharon ambos durante rato sin que la lid pareciese tener un claro vencedor. De repente, en uno de los lances de la batalla, uno de los escuderos del castellano hirió mortalmente a Doramas por la espalda, el cual cayó a tierra sangrando y moribundo. Desde allí increpó con desprecio al conquistador por su traición. Pedro de Vera ordenó entonces que le cortaran la cabeza y la clavaran en un pica. Así la llevaron al Real de las Palmas, exhibiéndola como un macabro trofeo.
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4 comentarios:
Luego dirán que si los conquistadores.....si es que iban a saco, coñe.
Eso de exhibir cabezas nunca lo he llegao a entender... y la gente disfrutaba de eso? Leñe!
Es que en esas épocas lo de exhibir cabezas se llevaba mucho. Y esto más que leyenda parece bastante real, porque me imagino que los conquistadores masacraron a la población de Canarias igual que hicieron en América.
Pobresito
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