Cuenta la leyenda que una bellísima joven de una tribu indígena, estaba obsesionada con poder tocar la luna. Pero ésta era inalcanzable. Hasta que un día, la joven vio la luna reflejarse en el río y pensó que la luna se estaba bañando así que se arrojó al río para tocarla y se ahogó.
A la luna le dio tanta pena, que rescató su vida pero la transformó en una enorme flor acuática donde la luna se pudiese reflejar todas las noches... la Victoria Regia.
1 comentario:
Por quererla tocar, ahora tiene luna para rato.
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