¡Nos vemos en septiembre!
La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada (Séneca)
La ondina y el príncipe
Una ondina llamada Prathé se enamoró de un príncipe, con el que se desposó, abandonando su morada del lago.
Al casarse con su enamorado, la ondina adquirió un alma humana perfecta.
Sin embargo, cuando la Reina del lago dio su consentimiento para la boda, le impuso una única condición: su matrimonio sería dichoso mientras su marido le fuese fiel.
Naturalmente, la reina del lago conocía la debilidad que los hombres sienten hacia el sexo contrario de su misma raza, y confiaba en esa debilidad para volver a tener a la ondina en el lago.
Efectivamente, el príncipe, hombre galanteador y casquivano, no tardó en encapricharse de una dama de su corte y la pobre ondina, deshecha en su llanto, no tuvo más remedio que regresar al lago.
Pero el príncipe, que en el fondo amaba a su mujer, se arrepintió de su desliz, y llamó desesperadamente a la ondina desde la orilla del lago.
Al oír aquellas ardientes súplicas, la ondina, siempre con el permiso de la reina, surgió de entre las apacibles aguas del lago y le advirtió al príncipe que a partir de aquel instante ella iba a representar un riesgo mortal para él.
El príncipe enamorado como nunca de ella, puesto que el roce del agua embellecía aún más a la ondina, juró que no quería separarse de ella. Esta lo atrajo, pues, hacia sí, y el príncipe al penetrar en las profundas aguas del lago, se ahogó en ellas, desapareciendo con la ondina Prathé bajo un feroz remolino.
http://laelfadelbosqueastur.blogspot.com.es/2012/03/leyendas-de-hadas-francesas.html
Los hijos del viento del norte
El viento del norte tenia tres hijos: se llamaban Pies Blancos, Alas Blancas y Manos blancas. Cuando estos tres hermanos vinieron a nuestro mundo procedentes de sus palacios invisibles, eran tan hermosos que muchos mortales murieron al contemplarlos, mientras que otros no osaron mirar, pero huyeron aterrorizados a bosques y lugares oscuros. Así que cuando estos tres hijos del Gran Jefe vieron que eran demasiado radiantes para los ojos de los humanos, se desvanecieron con los rayos del sol al atardecer y se reunieron con Ollathair.
Cuando, a través de los rayos del sol al amanecer, volvieron, ellos no eran visibles para ningún hombre, y en todos los siglos que llevan en la tierra, no han podido ser vistos por ningún ojo humano. ¿Cómo sabemos entonces que existen, estos tres hijos del viento del Norte? Ellos eran conocidos en la antigüedad, y son todavía conocidos en la actualidad, sólo por los blancos pies de uno pisando las olas del mar; por el brillo blanco y el crujido de miríadas de plumas volando sobre valles y colinas y las casas de los hombres; y por el silencio de ensoñación con el que el tercero descansa en las aguas, y el viento que mueve las copas de los árboles, desde el helecho hasta el arroyo que baja de la montaña rodeando las rocas y los fresnos como si fuera una bufanda. Sólo les conocemos por la huella que dejan a su paso. Y les llamamos Viento Polar, Nieve y Hielo, en lugar de por sus nombres antiguos, como se les conocía en los albores del día, como Pies Blancos, Alas Blancas y Manos Blancas.
http://perso.wanadoo.es/e/carlosalen/mitologia.htm
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