La cueva de Abauntz


Conocida en la zona como Abaunzko Lamizulo o cueva de lamias, cuenta la tradición que las lamias que habitaban la cueva solían pedir leche a los pastores de la zona. Un día, un pastor de casa Sunbillenea quiso jugarles una broma y mezcló a la leche boñiga de vaca.

Cuando las lamias se dieron cuenta de la faena, persiguieron al pastor hasta la entrada del pueblo, pero entonces comenzaron a sonar las doce en las campanas de la iglesia y las lamias se vieron obligadas a huir a su cueva, no sin antes maldecir al pastor prometiéndole que en su casa no faltaría nunca un manco o un cojo.

1 comentario:

Jordi dijo...

Cualquiera se mete dentro de la cueva después de saber esto