La cueva del rey Cintolo


Cintolo gobernaba en tiempos por aquellos lares en una ciudad que se llamaba Bría. Tenía grandes riquezas y una hija muy hermosa que se llamaba Manfada querida por nobles y plebeyos por sus bondades.
Muchos príncipes y grandes señores acudían a rendir visita al rey por ver si podían casarse con su hija pero Cintolo no tenía prisa por casarla, ni la princesa por casarse. Sus pretendientes eran hombres rudos que habían ganado su fama y posesiones por la guerra, sublevación o asesinato lo cual no aumentaba su valía a los ojos del rey.

Una mañana llegó a Bría un joven conde acompañado de unos pocos escuderos. Entre éstos había jóvenes y viejos para los cuales siempre tenía una palabra amable y todos hablaban bien de él. Se hizo simpático a los ojos de la princesa y de su padre. Pero al poco llegó otro cortejo con gran acompañamiento de hombres de armas que acampó en la plaza como si fuera tierra conquistada. El jefe, hombre cruel y ya mayor, envió un mensaje perentorio a Cintolo exigiendo la mano de su hija para el rey Tuba de Oretón, añadiendo que si no era atendido asaltaría el castillo. El joven conde se ofreció al rey para luchar contra este energúmeno por el amor de la princesa y confiado en que las boas fadas le ayudasen en su esfuerzo.

Pero Tuba era un vedoreiro, un brujo. Sabía que no era rival en buena lid del joven conde y reunió a sus consejeros, también brujos, para lanzar un encanto y vengarse de Cintolo. Hubo un horrísono trueno, un gran estruendo y la ciudad se derrumbó sobre las buenas gentes de Bría. Todos perecieron. El conde, que estaba velando las armas, saltó sobre su caballo y atacó al brujo, al que atravesó con su espada. Al volver al castillo vio que en su lugar había una gran caverna. Entró en ella y sólo encontró grandes piedras y fantásticas columnas pero Brías había desaparecido.

Desde entonces, en la cueva hay un encanto. Una princesa rubia que puede ser vista al amanecer por el mortal de corazón limpio que pase por allí. Si puede desencantarla quedará dueño de sus riquezas, pero si falla será devorado por un monstruo que vive en la cueva.

12 comentarios:

Jordi dijo...

Todavía no me he leido la leyenda, pero yo desvirgo los comentarios de este blog, ea!

Kassiopea. dijo...

Jejeje pues vale.

Liz Marin dijo...

pues yo sigo desvirgando jejejejeje aqui estoy contigo kassi genial el nuevo blog a conquistar leyendas mi niña


besitosssss

Boris dijo...

parece que este blog va a estar muy bien,te deseo que tengas tanta suerte como con tus otros blogs

Jose Antonio dijo...

Feliz comienzo y que disfrutes con este rincón.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

A mi es que las vírgenes no me gustan, Se las dejo a Jordi, y ahora mismito te añado al blog roll.

Kassiopea. dijo...

Menda, ahí te doy la razón. Las vírgenes que se las quede él jajaja.

A ver si este finde le doy caña al blog que aún se ve muy "recién hecho".

Juan Carlos dijo...

Mira, esta leyenda la tuve colgada en la primera página bueb que hice que era de leyendas gallegas. A ver qué tal te va con el nuevo blog que te irá de p.m.
Besos y kisses

Jordi dijo...

Vale, me las quedo. Pero que conste que es para hacer una buena acción.

Anónimo dijo...

Sacrifícalas, Jordi. Ehhhh, que eso es una leyenda de un volcán, no? Sacrificaban a vírgenes....

Anónimo dijo...

Que disfrutes de este nuevo post, y hagas disfrutar a tus lectores con esas expectaculares leyendas. Besos

Kassiopea. dijo...

Gracias Leinad!